HACE UN AÑO

 Hola a todas. Hoy es 15 de noviembre y hace justo un año que vi a Rob. 

Echo la vista atrás, leo lo que escribí y sigo sintiendo las mismas emociones y sensaciones que ese día maravillosos. No cambiaría ni una coma y ahora sé que aquellos recuerdos no se perderán jamás.

Por eso he querido celebrar este aniversario recordando. Con nostalgia, con melancolía, un pelín de tristeza tal vez y con la esperanza de volver a estar en alguna otra premiere de Rob, aunque sé que nunca sería lo mismo. Lo que viví en Madrid es y será irrepetible porque ante todo y sobre todo tanto Rob como Kristen y Taylor me hicieron soñar y por eso, por ellos, siempre seré una ´´twilighter´´.

 * * *

 Dedico este post a mi ´´Team´´, a las chicas que, gracias a aquel largo y emocionante día, se han convertido en mis amigas para siempre: Arantza, Esti y Koro.

Y todo gracias a Rob.

(Os recomiendo que leáis este post con la música de Christina Perri y su ´´A thousand years´´de fondo).

El corazón late rápido
Colores y promesas
Cómo ser valiente
Cómo puedo amar
Cuando tengo miedo a caer
Pero viendo que estas solo
Todas mis dudas
De repente desaparecen de alguna manera
Un paso más cerca

He muerto todos los días esperando por ti
Cariño no tengas miedo, yo te he amado
Durante mil años
Te amaré por mil años más

El tiempo se detiene
Belleza en todo lo que ella es
Voy a ser valiente
No voy a dejar nada para llevar
Sin embargo, de pie delante de mí
Cada respiración, cada hora, ha llegado a esto
Un paso más 

He muerto todos los días esperando por ti
Cariño no tengas miedo, yo te he amado
Durante mil años
Te amaré por mil años más

A lo largo creí que te encontraría
El tiempo ha traído tu corazón a mi
Te he amado mil años
Te amaré por mil más

Un paso mas cerca
Un paso mas cerca

He muerto todos los días esperando por ti
Cariño no tengas miedo, yo te he amado
Durante mil años
Te amaré por mil años más

A lo largo creí que te encontraría
El tiempo ha traído tu corazón a mi
Te he amado mil años
Te amaré por mil más

* * *

Crónica de la premiere de Amanecer Parte 2 en España, por Irina.

Jueves, 15 de noviembre de 2012. 

Rumbo a Madrid.

5:25. Tocaba levantarse, más bien saltar de la cama, a pesar de no haber pegado ojo por culpa de los nervios. Toda la noche dando vueltas, peleándome con la almohada, pensando en Rob y en si conseguiría verlo por fin. Pero creo que es la vez en mi vida que menos me ha importado pegarme tal madrugón.

Tenía justo una hora de reloj para asearme rápidamente, (me había duchado la noche anterior para acostarme relajada y ganar tiempo), arreglarme el pelo y darme “chapa y pintura”. Había decidido vestirme con ropa cómoda, consejo de Elena, y me puse mis vaqueros pitillo azules, los más cómodos, deportivas, camiseta, camisa a cuadros y sudadera. Por encima un polar por si el frío madrileño arreciaba.

Un último vistazo en el espejo. Me falta el khol negro. Una raya bordeando el ojo, última revisión a la mochila para no olvidarme de nada y ya. Lista.

Salí por la puerta de puntillas y con cuidado de no despertar a nadie, rumbo a la premiere de Amanecer Parte 2. Los nervios por todo lo que me esperaba ya se habían apoderado de mi estómago.

6:25. Respiré hondo al salir del portal. Las calles estaban desiertas y aun era de noche. Había quedado con Arantza y me la encontré de camino al autobús para el aeropuerto. Al vernos ninguna de las dos pudimos reprimir un gritito y pegar varios saltos de alegría. La semana anterior había sido un completo caos para ambas intentando organizarlo todo a la perfección. Habíamos intentado estar como público en "El Hormiguero", concursado para conseguir entradas a la premiere, de todo pero nada había dado resulyado. Solo quedaba probar suerte en la alfombra roja. No podíamos fallar. Unos minutos de espera y ya estábamos en el autobús rumbo al aeropuerto de Loiu.

Llegamos con mucha antelación para ahorrarnos nervios innecesarios y comenzamos a buscar a las dos chicas que nos iban a acompañar en aquella aventura o locura, según cómo terminase. Teníamos que dar con una chica rubia de pelo largo y otra morena de pelo corto. Ellas tampoco sabían mucho de nosotras. Yo solo había dado pistas sobre mi atuendo y que llevaría una mochila de Adidas y unas gafas de sol rojas, que me puse a modo de diadema. Nos sentamos y nos pusimos a buscar pero nadie respondía a esa descripción. Al rato, en los paneles luminosos del aeropuerto se anunciaba nuestro vuelo, el de las 8:05 a Madrid con una aerolínea de bajo costo. Pasamos por el control de la policía y al quitarme las deportivas y pasar por el escáner no pude evitar pensar en cuantas veces al año hacía eso mismo Rob.

En la zona de embarque Arantza me obligó a comer un trozo de su croissant con mi café largo. No me entraba nada en el estómago. Ya en la cola para embarcar en el avión seguíamos buscando a nuestras compañeras de viaje pero nada. Justo empezábamos a embarcar cuando aparecieron Koro y Esti. No nos conocíamos más que por mail y fue muy emocionante encontrarnos y vernos por primera vez. Las cuatro juntas por fin. Rumbo a Madrid, rumbo a Rob.

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 En Madrid.

9:15. Ya estábamos en Barajas. Un viaje sin incidentes y muy breve. No queríamos perder el tiempo y nos dirigimos directamente al metro. No podía dejar de pensar en la alfombra roja de Londres y en el montón de gente que abarrotaba el escenario de la premier. Era mi mayor temor, llegar a Kinépolis, encontrar una explanada llena de gente y vernos sin opción alguna.

10:30. Linea 8, línea 10, y tranvía hasta Ciudad de la Imagen, cines Kinépolis, en Pozuelo de Alarcón, al sur de Madrid.

 Al llegar nos pareció mentira, poco más de 100 personas a ambos lados del pasillo donde se colocaría la alfombra. Todo estaba muy tranquilo, con gente sentada en el suelo descansando después de su noche a la intemperie. ¡Teníamos posibilidades! Estábamos que no dábamos crédito a lo que veíamos cuando nos quedamos con la boca abierta. Delante de nuestras narices, seguido del personal de seguridad del evento estaba… ¡el HBG de Kristen! (Handsome Body Guard, o lo que es lo mismo guardaespaldas macizo).

Aun estábamos pellizcándonos para asegurarnos de que aquello era cierto, de la suerte que estábamos teniendo y dispuestas a inmortalizar el momento cuando alguien que no recuerdo nos avisó de que debíamos tener pulseras para acceder a la alfombra. Corriendo nos dirigimos al lugar donde se repartían. Un chico esperaba junto a un cartel pero no había nadie más. Fue apareciendo gente, entre la que estaba otro chico jovencito con una capa de vampiro y unas lentillas rojas. La cosa se iba animando. La gente estaba de muy buen humor.

En esa especie de parking donde aguardábamos nos dijeron que habían dormido las y los primeros fans que habían llegado días antes. En el santo suelo y sobre cartones. Al rato apareció una chica que nos dejo elegir entre las pulseras rojas y las doradas y elegimos las rojas. Cada lado de la alfombra correspondía a un color, el rojo era el izquierdo, el nuestro. Según nos dijeron los actores pasarían por ambos lados y en los dos tendríamos las mismas posibilidades de verles.  Todo el mundo nos informaba y era amable. Nos fuimos animando del todo al entrar en la zona de pulseras y tomar posiciones a solo dos filas de la valla de protección. Todo nos estaba saliendo de maravilla. Hasta habían ascendido las temperaturas en relación a los días anteriores y las nubes que en un principio parecían augurar algo de lluvia se estaban disipando. ¿Conseguiríamos ver a Rob?

14:00. Tras sacar fotos de los preparativos y unas cuantas de nuestras caras de ilusión como recuerdo, decidimos turnarnos para ir a comer, no sin antes conseguir las entradas que habíamos comprado en internet para la maratón de Amanecer, que se celebraría en los cines Kinépolis esa misma noche, tras la premiere. Pero yo no tenía mucha hambre. En circunstancias excepcionales, y esa era una de ellas, mis nervios me hacen la juegan haciéndome como una bola en el estómago. Retoque en los lavabos, pelo, barra de labios y listas de nuevo. Antes muerta que con mala cara delante de Rob.

Los nervios iban “in crecendo”. Dean, el guardaespaldas de Rob, apareció por allí y fue jaleado por las fans. Cada vez quedaba menos para las 19:15.

15:00. Koro y Esti regresaron con noticias “frescas”. Durante la comida habían conocido a una chica que era la novia de un chofer del hotel Villa Magna y confirmó que Rob, Kristen y Taylor se alojaban en dicho hotel y que habían tenido una rueda de prensa en el mismo por la mañana. Luego el chofer tenía encargado llevarles a “El Hormiguero” a eso de las 17:00, donde grabarían hasta las 19:00. Eso dejaba claro que no se cumpliría el horario previsto.

En la otra parte de la alfombra el staff español de la Saga Robsten ultimaban los carteles que iban colgando de la valla de seguridad. Desde mi puesto reconocí a Patri, una de las administradoras, e informé a las chicas.

Poco después comenzaron a circular rumores de que se iban a repartir las últimas pulseras y descubrimos que había gente que las había conseguido el día anterior y que irían llegando a medida que transcurriese la tarde. No íbamos a ser tan poca gente después de todo.

17:00. La tarde iba cayendo y los nervios y el cansancio aumentando. Comencé a sentir frío pero intenté no pensar en ello. No sé qué temperatura teníamos pero ya no era la del medio día, se notaba que iba  bajando poco a poco. Aun faltaba para la premiere. Todas nos pusimos a configurar bien nuestras cámaras y móviles para tener todo preparado.

Los preparativos iban en aumento y comenzó a llegar gente de la cadena de televisión patrocinadora, de Aurum y la prensa acreditada. Se aplaudía a todo el que pasaba, hasta los técnicos que montaban la iluminación se llevaron lo suyo. He de decir que entre la gente allí congregada se vivía muy buen rollo y ya nos contábamos nuestras historias de cómo habíamos conocido la Saga, a Rob y cómo habíamos llegado hasta Madrid, la mayoría escaqueándonos de nuestros trabajos y estudios. Las cámaras de Antena 3, cadena patrocinadora del evento, comenzaron a enfocar y entrevistar a algunos fans. Había gente de Italia, de Argentina y de un montón de lugares de España. Nosotras, cada vez que veíamos una cámara, nos escondíamos a lo “Kristen” tras concierto y nos partíamos de la risa. Habíamos mentido a nuestros jefes e incluso a nuestras familias y no podíamos aparecer en la tele pero nos lo estábamos pasando como nunca. Estaba siendo todo muy divertido aunque seguía la incertidumbre de si conseguiríamos ver a Rob. 

Tras nuestra zona, junto a la alfombra, había unas barreras que nos separaban del parking subterráneo bajo el teatro, donde Rob, Kristen y Taylor recibirían a la prensa acreditada y a los VIPS. Ese trozo de parking comenzó a llenarse de niñas muy jovencitas, algunas acompañadas de sus madres. Eran las que no habían conseguido pulsera. Los patrocinadores repartieron globos y una especie de manos de plástico para poder escribir mansajes, manos que al final usamos para ponerlas bajo los pies y poder estar un poco más altas y así otear el inicio de la alfombra. Las que sí tenían pulsera desde el día anterior empezaron a aparecer y nos dimos cuenta de que aquello iba llenándose… y complicándose. Ya era de noche.

19:00. Si todo iba según lo previsto Rob debía estar terminando de grabar en esos momentos “El Hormiguero” junto con Kristen y Taylor. Los focos estaban encendidos sobre la alfombra negra ya destapada. Los nervios estaban a flor de piel y el murmullo del fandom comenzaba a aumentar de volumen. Eran las 19:15. Estaba claro que no iban a  aparecer a la hora anunciada pero ¿cuándo lo harían? Si tardaban mucho podía no darnos tiempo de entrar a la maratón.

Una mujer rubia se paseaba por ambos lados de la alfombra  leyendo los carteles que colgaban de las vallas metálicas. Había corrido el rumor de que había mensajes ofensivos contra Kristen y tenía la labor de retirarlos pero la verdad es que no vimos ninguno.

Cada vez aparecía más gente de la televisión y los presentadores estaban retrasmitiendo y entrevistando a las fans. La cosa se iba demorando y ya estábamos todas heladas de frío. La presentadora de Antena 3, con un minivestido que también podía haber sido denominando cinturón ancho, tiritaba sobre sus tacones. De pronto apareció uno del sequito de seguridad de Rob y la gente comenzó a gritar. Falsa alarma. Todavía no llegaban. Todas nuestras esperanzas estaban aun intactas.

 20:00. Yo ya estaba hecha un manojo de nervios y eso y el cansancio me estaban pasando factura. Me dolían los pies, tenía las manos heladas y una sensación de inquietud en todo el cuerpo pero sobre todo en el estómago. Llevaba más de 14 horas despierta, sin descansar decentemente y casi sin haber dormido. Saque mi móvil, mis ositos de goma para Rob y el libro de Crepúsculo para estar preparada, sin dejar de respirar hondo para intentar tranquilizarme. Todas estábamos igual, expectantes y ansiosas. En cualquier momento aparecerían. Los de seguridad escuchaban los pinganillos que les anunciaban la inminente aparición de los coches que les traían hacia allí desde el centro de Madrid. Les oíamos recibir órdenes y contestarlas.

Una y otra vez nos asomábamos a la alfombra roja esperando ver aparecer los anunciados coches y los potentes focos nos cegaban. Comencé a hacer pruebas con la cámara del móvil y al igual que mis compañeras, comprobé con horror que los enormes focos de luz distorsionaban mucho la imagen. Intenté calibrar la cámara mientras movía los pies que se me estaban quedando congelados a pesar de mis gruesos calcetines bajo las deportivas. El corazón me latía a mil por hora.

20:15. De pronto, desde el inicio de la alfombra negra comenzaron a escucharse gritos y alaridos. Llegaban los coches. Un grito se escapó de mi garganta. La histeria se desataba, eran ellos. 

No fui consciente de que estaba chillando. Nos asomamos intentando divisar desde nuestra posición pero no se veía bien con tanto foco. Los flashes de las cámaras de los periodistas apostados en medio de la alfombra, detrás, por todas partes, iluminando la noche de Madrid. Alguien salía del primer coche. A lo lejos divise algo amarillo. Un grito ensordecedor de cientos de gargantas lo inundó todo. <<¡Kristen, Kristen!>>.

 * * *

La alfombra negra.

20:15. Kristen, vestida de amarillo y entre chillidos histéricos, acababa de salir del primero de los coches y se encaminaba a la alfombra negra seguida de su famoso guardaespaldas, de Ruth y sus asistentes John y Sidney. Iba a comenzar a firmar por nuestro lado.
Desde mi puesto no conseguía apreciar los detalles. Los gritos y alaridos aumentaron de volumen. Era Rob. Había salido del coche. Todo el mundo gritaba ya su nombre. La histeria colectiva se desató y una masa de gente desenfrenada me empujó hacia adelante, hacia los lados, bamboleándome. Agarré mi libro y mi móvil e intenté mantenerme de pie sobre la estrecha tarima metálica. La adrenalina corría por mis venas y no sé de dónde saqué las fuerzas pero comencé a empujar en contra para no quedarme atrás.

Taylor, Bill Condom y Wyck Godfrey ya estaban en la alfombra. Oteé a lo lejos y reconocí a Dean pero no veía a Rob. Lo tapaban un montón de personas de su grupo de seguridad. << No consigo verle>>, me dije angustiada. <<¡Está ahí!>>, gritó Arantza <<¿Lo ves?>>. Pero no, no lo veía, aun no y noté como el corazón me latía en los oídos. Miré a mi alrededor. Entre la marea humana habíamos perdido de vista a Koro y Esti. Me puse de puntillas para poder ver mejor y esforzándome en no perder el equilibrio. Kristen continuaba firmando por nuestro lado, se aproximaba, ya casi estaba junto a nosotras. Justo enfrente estaba Rob.

Al fin pude verla bien. Pelo recogido en una trenza, más claro de lo habitual, parecido a su color de pelo real. Ya veía su cara. Iba maquillada pero no en exceso, sin apenas color en los labios. Pude apreciar pecas en sus mejillas. Tiene la piel impoluta, fina y blanca. Firma concienzudamente, levantando de vez en cuando la cabeza y sonriendo. Es muy bonita, de grandes ojos verdes y nariz respingona. Estaba frente a mí y la observé con detenimiento mientras conseguía sacarle algunas fotos. Tenía  los dedos helados y no atinaba a la primera.

Kristen llevaba tacones, de eso estoy segura, aunque no pude verlos pero calculo que no es mucho más alta que yo, creo que Esti la supera. Menuda, como frágil, de cuerpo pequeño pero proporcionado y no excesivamente delgada, parece saludable, con bonitas piernas. Es como una muñequita, esa es la sensación que trasmite. Se le notaba tímida y reservada. Bajaba enseguida la cabeza y se adivinaba que en esas circunstancias hace un gran esfuerzo por sobreponerse a sus propios nervios y miedos pero en ningún momento un mal gesto o mala cara para nadie, firma y sonríe. Cuando lo hace su cara se redondea y parece más jovencita, casi una niña.

Chicas, es muy guapa, la que me diga lo contrario es que tiene que revisarse la vista, en serio. No es como esas bellezas típicas de Hollywood, espectaculares, rotundas y despampanantes. Su belleza es sutil, natural, imperfecta, delicada, diferente.

Se alejó sonriendo con un gesto muy suyo, encorvada un poco de hombros y apretando los labios para sonreír después. Todo el mundo gritaba su nombre. El anillo lucía brillante en su dedo corazón mientras continuaba firmando. Creo que se lo había cambiado de mano. Lo llevaba en la derecha.

Mis ojos buscaban a Rob que ya casi había finalizado la parte frente a nosotras. Veía su espalda, sus piernas. Es delgado y el traje se le ajustaba al cuerpo, sobre todo en las piernas y… en el culo. ¡Madre mía! Se volvió de repente y comenzó a cruzar caminando a grandes pasos para histeria de la zona de pulseras rojas, la nuestra. Ya había cruzado a nuestro lado. Los guardaespaldas, capitaneados por Dean y todo el sequito que llevaba al lado, no dejaban ver nada y no se apartaban.

La marea humana tiraba de mí en su intento de acercarse a Rob. Comenzó por el fondo de la alfombra y yo no veía nada. Solo oía gritos ensordecedores y su nombre pronunciado sin cesar. Estaba tan nerviosa que no sabía ni lo que hacía. Respiré, más bien hiperventilé en un intento por calmarme un poco. <<Tengo que mantenerme de pie, tengo que conseguirlo>>, me dije y lo repetí como un mantra en mi cabeza.

Presentí  que estaba allí, unos metros más atrás, cada vez más cerca, aproximándose pero no lograba verle, un montón de cabezas que se asomaban me lo impedían. Mi angustia crecía por momentos. Un nuevo empujón. Me pisaban, me tambaleé pero mis pies se aferraban al estrecho pasillo metálico que sujetaba las barreras que nos separaban de la alfombra negra. Casi me caigo por culpa de un nuevo empellón y algo o alguien me golpeó en la espalda a la altura de los riñones. Dolía pero no me moví del sitio. Seguí de puntillas y comenzaron a dolerme los gemelos. Creo que Arantza me estaba diciendo algo pero no oía nada, solo gritos agudísimos que se iban acentuando a medida que Rob se acercaba.

 Dean se apartó de lado, se movió hacia atrás y ahí estaba Rob, algo agachado, a mi derecha, firmando sin cesar a velocidad vampírica y sin levantar la vista de fotos, libros y revistas. Es el que más rápido firma como si no quisiera dejar a nadie sin atender. De pronto se irguió y compruebé lo alto que es. Alto, de espalda ancha y más delgado que en las fotos. Cogí aire, agarré fuerte mi libro dejándolo abierto por la primera página, con la solapa puesta hacia atrás. Con la otra intenté fotografiarle pero era una tarea titánica porque la gente no paraba de empujar y encima mi mano no dejaba de temblar. Intenté sacar el libro entre brazos desconocidos que pretendían lo mismo que yo, manteniéndome de puntillas. Rob estaba casi a mi lado. <<No voy a poder, no puedo>>. De pronto dejé de fotografiarle, solo mantuve el libro delante porque levantó la vista un poco y vi sus ojos de un azul grisáceo muy claro, casi cristalino, enmarcados por sus pobladas cejas. No vi mi mano, solo tenía ojos para Rob, estaban fijos en él, intentando captar cada detalle, cada gesto de su rostro, como si no hubiese nadie más a mi alrededor. He de confesar que en ese momento me olvidé de todo, hasta de cómo me llamo.

Es hermoso, perfecto. Rob es guapo hasta decir basta. Creo que incluso más que en fotografía. No se puede comparar con ningún hombre que haya visto jamás y estaba frente a mí, a menos de un metro. Me quedé muda, atenta. El estaba concentrado en su trabajo, en su labor de firmar pero miró un momento, sonrió y supe que la vida en el planeta tierra merece la pena. 

Derrocha amabilidad y simpatía pero se nota su gran timidez. Esa mezcla lo hace terriblemente dulce, sin una gota de arrogancia. Realmente tiene cara de buena persona, de mirada noble. Lo más impactante en su cara son sus ojos limpios y sinceros, sin malicia. Los abre mucho cuando mira y levanta las cejas  a la vez. Su mirada es casi ingenua.  Su rostro es de piel sonrosada que parece muy fina y suave, como sus labios que en contraste con ella parecen rojos y una marcada y sensual mandibula.

 Rob es como me lo imaginaba, natural, sin pose, como siempre pensé que sería. No decepciona en absoluto. Es guapísimo y transmite dulzura. Estoy segura de que no se da cuenta de lo sexy que nos parece su forma de ser. Nos es consciente de… bueno, de lo que nos pone.

No creo que pueda ser capaz de describir lo que sentí en esos momentos, todas las emociones juntas que me poseyeron. Creo que acerté a decir <<please, please, Rob>> y un <<thank you so much>> después, pero no podría asegurarlo, quizás solo pronuncié esas palabras en mi cabeza y nunca salieron de mi boca. La verdad es que no lo recuerdo. Ya no importaba nada, ni el cansancio, ni el frío. Seguí mirándole y noté como posaba su firma sobre mi libro. Firma deprisa y con fuerza. Sentí cómo el libro se movía en mi mano.

Lo saqué de entre la gente e intenté entregarle la bolsa con los ositos de goma pero Dean hace muy bien su trabajo y los rechazó. Lástima. No lo seguí intentando, ya casi no me quedaban fuerzas. Un instante después ya se había ido, ya no estaba frente a mí y seguía su camino irradiando timidez y dulzura a partes iguales. Continué mirándole y entonces reaccioné. Volví a levantar el móvil y le inmortalicé una vez más con su divina sonrisa tímida, amplia, sincera en sus preciosos y perfectos labios, sonriendo sin parar. No puede dejar de hacerlo. Y yo tampoco pude. Me quedé allí, con una sonrisa boba en la cara y feliz, feliz como nunca porque me acababa de dar cuenta de que él también lo era.

 Llegó hasta el final de nuestra fila y cruzó la alfombra de nuevo para alcanzara la zona frente a la escalinata del teatro. Y mientras lo hacía lo vi, vi el gesto más famoso de Rob, su manera de tocarse el pelo rebelde, de puros nervios, con sus dedos largos y finos, resoplando frenético. Y volví a gritar de pura emoción. Poco después terminó de firmar. Fue el primero que lo hizo y se dirigió a paso ligero hacia la escalinata, seguido de Taylor y Kristen. He de aclarar que en esos momenyos los tres están trabajando, dedicados a sus fans y no tienen tiempo de nada más que no sea sobrevivir a esa locura colectiva.

Mientras Rob subía saludó a todos los que aguardábamos abajo, que gritábamos su nombre despidiéndonos de él. También lo hizo Taylor pero no puedo deciros mucho de él salvo que es más bajo de estatura que Rob y parece muy simpático. Sinceramente no me fijé. Rob eclipsa a cualquiera con su aura porque es hermoso no solo por fuera, también por dentro.

  

21:00. El gentío comienzó a dispersarse y las cuatro nos volvimos a encontrar. Nos abrazamos, saltamos, gritamos y sentí que me había quitado 20 años de encima. Nos mostramos nuestros trofeos. Todas habíamos conseguido su firma, algunas las de Kristen y Taylor. Yo tenía la de Rob y para mi esa “R” ya era más que suficiente. Hoy es el día que no puedo dejar de mirarla.

Comenzamos a revisar lo que habíamos conseguido. Teníamos un montón de fotos y algunos videos, aunque muchas no habían salido o estaban completamente borrosas y movidas.

A nuestro alrededor algunas chicas lloraban, otras reían. Eran más de las nueve y nos dimos cuenta de que todo había pasado en un suspiro. Habían estado más de tres cuartos de hora firmando y nos parecieron  tan solo unos minutos.  

Nos pusimos en marcha hacia los cines para ver la maratón de Amanecer, Parte 1 y Parte 2 que comenzaba alas 9:30.  De camino a la sala empezamos a notar un terrible cansancio y sé que hicimos bien. Podríamos pasar casi 4 horas sentadas y en ese momento nos hacía muchísima falta descansar. Pasamos por la escalinata de acceso al teatro. <<Rob está allí>>, me dije. Koro dijo que notaba su presencia. Las luces brillaban dentro del edificio. 

Nos paramos un momento frente a las luces y noté como la adrenalina que recorría mi cuerpo comenzaba a descender. Mis piernas flojeaban y me di cuenta de que me dolían mucho los gemelos de estar tanto tiempo de puntillas. La imagen de Rob me venía a la cabeza una y otra vez. Justo enfrente, con esos enormes y precioso ojos muy abiertos, firmando sin parar, con ese gesto tan suyo, cejas levantadas y labios entreabiertos. Resoplé y tuve que agacharme para apoyarme en mis piernas. El nerviosismo acumulado me había dejado exhausta, sin fuerzas. Tirité y miré hacia la escalinata, hacia Rob. Arantza, Koro y Esti también se detuvieron. Arantza me abrazó y me dio las gracias y se me llenaron los ojos de lágrimas. Todas las emociones del día se desbordaron en ese instante, en ese momento pleno. ¡Lo habíamos conseguido! Mis pensamientos fueron para Elena más que nunca. En muchos otros momentos de aquel día loco había pensado en ella pero sobre todo fue entonces cuando me hubiese gustado que ella estuviese allí, compartindo aquello con nosotras.

Llegamos al cine y la sala era una fiesta. Pasamos casi cuatro horas junto a nuestros personajes de ficción preferidos. Descansamos, reímos, nos angustiamos y emocionamos y lo disfrutamos a tope del “Para siempre”. Bill Condon había hecho bien su trabajo y lo hizo para las fans, de eso no me cabe duda.

Luego tocaba regresar a Barajas en taxi y esperar a nuestro vuelo de las 6 de la madrugada, de regreso a Bilbao, a la rutina. En el aeropuerto hicimos tiempo rememorando cada minuto de aquel día memorable, mítico, cada gesto de Rob. El cansancio nos vencía a ratos y el sueño era difícil de sobrellevar pero la felicidad que nos llevábamos, la que Rob nos transmitió en cada una de sus gloriosas sonrisas, no nos la quitará nadie.

Viernes, 16 de noviembre de 2012.

El regreso.

7:15. Acabábamos de regresar del país de Oz y como Dorothy, el avión,  casi un tornado, nos había vuelto a posar en tierra, turbulencias incluidas y nos devolvía a la realidad. Pero hoy nuestra vida ya no sería la misma, estábamos seguras. Nos despedimos de Koro y Esti prometiendo mantener el contacto a pesar de vivir en ciudades diferentes y dispuestas a volver a estar allí, en cualquier alfombra roja o negra con él. Lo que Rob ha unido… , pues eso.



De vuelta al trabajo, esa misma mañana, con agujetas en las piernas, un moratón en el brazo y dolor de cabeza,  caminaba por la calle mirando a la gente pasar y supe que tenía un secreto que solo yo conocía y eso me hacía sonreir sin querer.

Le había visto al fin. Rob es real, es como me lo imaginaba y esa tarde le vería de nuevo en la última premiere de la Saga, en Berlín, el final de estos casi 5 años maravillosos. Ya había quedado con Arantza para la despedida.


Pero, ¿sabéis una cosa? Ahora siento que no hay tristeza. No,   solo una dulce nostalgia. Porque aunque La Saga terminó yo estuve allí y pude formar parte de algo increíble. Y siempre lo recordaré, lo recordaremos, seguro.

* * *

Post Data

Chicas, que puedo deciros que no haya hecho ya. Simplemente lo logré, fui capaz y pasadas dos semanas todavía no me lo creo. Es como si lo hubiese soñado pero fue real, estuve allí aquella noche madrileña del 15 de noviembre. 

Creo que ahora tengo que asimilar lo que viví y quiero que sea poco a poco porque estas emociones que aun mantengo de aquel maravillosos día no quiero que se pierdan. Y me parece que gracias a haberlo compartido con vosotras he podido procesarlo con calma, asentar aquella maravillosa y extraña experiencia en mi memoria.

Estoy convencida de que todo lo que he vivido desde el comienzo de la Saga y más concretamente el último año, con el comienzo de mis comentarios en el antiguo blog y más tarde la creación del blog, de los fic... de todo, me han conducido hasta Rob.

Tengo que agradecérselo especialmente a Elena. Sí, porque sin ti y sin el blog no hubiese logrado la confianza suficiente para llevar a cabo el sueño de mi vida. Tú me animaste a comentar y luego a publicar el fic. Me diste el empujón que me hacía falta para creérmelo y siempre te estaré agradecida.

Y sé que aunque la Saga termina pervivirá para siempre en nuestro recuerdo porque nos cambió a todas nosotras, de una forma u otra y nos permitió conocer a este hombre maravilloso que es Rob. Fue él, junto con Kristen, Taylor y el resto del elenco quienes hicieron que el universo Crepúsculo fuera realidad. Porque un día trabajaron en una película y la hicieron con el corazón, de verdad, como son ellos, con sus virtudes y a veces debilidades. Por eso también les doy las gracias y les digo: Edward, Bella, Jacob, hasta siempre. Para siempre, como escribió Stephenie Meyer.

Y sobre todo a todas y cada una de vosotras, chicas, por permitirme formar parte de esto. 

Mil gracias