FanFIC no.129 'Llamadas telefónicas. Kristen'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

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FanFIC no.129

"LLAMADAS TELEFONICAS. KRISTEN"
Imágenes: Elena

- No me lo puedo creer – reía Rob al teléfono -. ¡Es Tom!

Me gritó emocionado, hablando con su mejor amigo, que le había llamado desde Londres. 

- ¿Qué hace ese pirado? – bromeé entrando por la puerta.

- Salir con Sienna Miller - me dijo.

Abrí la boca sorprendida y le grité al teléfono: ´´ ¡Sturridge, que callado te lo tenías!´´.

Rob continuó hablando por teléfono. Faltaba poco para terminar de rodar en Baton Rouge y Rob echaba de menos a sus amigos y a su familia. Les había visto en navidad pero él no es una persona desapegada. 

Llevaba unos días taciturno, le notaba extraño, como aburrido. Rob, puede estar solo, eso no le afecta tanto como a mí, pero necesita el contacto regular con sus seres queridos 

y eso incluye al Brit Pack, como aquí los llaman a Sturridge, Bradley, Foster y compañía. Creo que incluso echa de menos los pubs de Londres, la niebla, la cerveza caliente que allí toman…, que por cierto a mí me resulta difícil de tragar, prefiero las Coronitas bien frías. 

- Pensé que te pasarías por Toronto en mayo – le oí decir con cierto tono de decepción en la voz.

No le culpo, yo también echo muchísimo de menos a mi familia y amigos de L. A. Menos mal que nos hacemos compañía el uno al otro y que tenemos buena relación con los miembros del cast, no siempre ocurre eso en una película. Rob no puede estar mucho tiempo quieto y le encanta salir por Baton Rouge, le encanta ir de bares. ¡Es inglés!

Suele salir con Peter y Jackson a tomar unas cervezas. A veces se les une Kellan y últimamente Jamie no se separa de ellos. Noches de chicos. Taylor apenas sale por las noches y yo cada vez menos. No quiero enfrentarme a paparazzis cuando se supone que estoy pasándomelo bien. Rob intenta desesperadamente llevar una vida relativamente normal, se esfuerza cada día. Va en bici hasta el pueblo a comprar provisiones, le gusta comer sándwiches po´boy y delight cajuns y me trae sushi del restaurante Ichiban, que me encanta. Yo he desistido porque me afecta demasiado y luego estoy de mal humor y quien paga los platos rotos es Rob, quien está más cerca. No tengo a nadie más con quien desahogarme.

Pero sé que dentro de unos meses partirá de nuevo para Toronto, a rodar Cosmopolis. Nos separaremos de nuevo y estará solo durante al menos dos meses, con gente que no conoce de nada, en la habitación de un hotel, con su guitarra como única compañera, muy lejos de su casa, de su país. 

Es nuestro trabajo y Rob es una persona fuerte, lo es pero aun así no deja de ser duro. La soledad no la remedia la fama y el dinero. Por mucha gente que te grite que te ama en la calle tu vuelves a tu habitación de hotel y estás solo con tus pensamientos.

Rob colgó, se sentó a mi lado en el sofá y suspiró sonriendo. 

- Se ha enamorado – rió en voz baja asintiendo -. Y esta vez parece que le ha dado fuerte.

- ¿Va en serio? – pregunté.

- Sí, eso parece – asintió -. Me alegro por él.

- Yo también – sonreí -. Aunque su última novia me caía muy bien. 

- Me temo que le veremos poco este año – suspiró.

Le acaricié la espalda para infundirle ánimos. Echaba de menos a su amigo. Para Rob era casi como un hermano. Matilda, la hermana de Tom, le había nombrado el padrino de su hijo. Los Sturridge eran como de la familia para los Pattinson.

El era fiel a sus amigos de siempre. Ellos y su familia le mantenían con los pies en el suelo y conseguían que preservase la cordura, que no olvidase al antiguo y anónimo Rob.

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Justo al día siguiente llamó el padre de Rob, Richard. Rob acababa de salir a andar en bici. Era su manera de no ir al gimnasio. Había intentado acudir con Kellan y Taylor y el mismo día que empezó, al salir, juró no regresar. Hablé con su padre un rato y le comenté que Rob no podría ir a casa para su cumpleaños. Lo pasaría rodando con Cronenberg, en Canadá.

- Estamos al tanto de lo de Cosmopolis y ya nos imaginábamos que para su cumpleaños estaría trabajando. Por eso habíamos pensado hacerle una visita pero no sabemos si será un buen momento.

- Nos queda poco para volver a Vancouver. Aquí en Baton Rouge casi hemos terminado de rodar.

- ¿Y cómo va todo, cariño?

Sonreí ante ese tono afectuoso de Richard. Era un hombre encantador, educado y simpático, con un carácter muy parecido al de Rob, afable y tímido.

- Richard…

- Dime, Kristen.

- Os echa de menos me temo. También añora mucho a sus amigos. Creo que la gripe le ha dejado un poco flojo, no se… He pensado que… ¿por qué no os venís unos días a Vancouver Clare y tu?

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- Vancouver nos gustó mucho a Clare y a mí. Estaría bien volver.

- ¡Sí, venid! Seguro que eso le anima – dije con entusiasmo.

- Buena idea, cariño. Será una sorpresa – rió con el mismo tono y cadencia de Rob.

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Mi madre también llamó ese mismo día recién venida de Australia. Había ido a visitar a mi abuelo a Queensland y acababa de llegar a L. A. Ya estaba claro que no iba a regresar con mi padre y mi hermano me había comentado que estaba decidida a divorciarse de él. En mi interior envidiaba a la familia Pattinson, tan unida siempre y tan dichosa.

- Hola mamá, ¿cómo está el abuelo? – pregunte.

- Como siempre, se cree un chiquillo. Ya le conoces – hizo una pausa para continuar -. ¿has pensado en lo que te propuse, hija? ¿Has leído la última corrección de guión que te envié?

Mi madre pretendía grabar K – 11, una película carcelaria bajo su dirección. Llevaba años luchando por ese proyecto y quería que yo participara. También mi hermano mayor, Cameron, iba a tener un papel pero el mío era el protagonista. Tenía que hacer de un travesti encarcelado en una sección secreta del sistema de prisiones de Los Ángeles que retiene a los criminales homosexuales y transexuales.

Tenía el guión finalizado delante de mí y ya estaban asignados casi todos los papeles. La sinopsis era la siguiente: K-11 sigue a Raymond Saxx Jr. (Goran Visnjic), un poderoso productor discográfico que se despierta de un viaje psicotrópico para encontrarse encerrado y clasificado “K-11″. Inmerso en un mundo de pesadilla gobernado por una diva transexual llamada Mousey, Raymond se verá obligado a sortear el sistema de corruptos y criminales para salir de allí, acompañado por un pintoresco grupo de personajes.Para complicar las cosas, se le unen una problemática y joven transexual llamada Butterfly (Portia Doubleday), un depredador pedófilo (Tommy “Tiny” Lister) y el despiadado ayudante del sheriff, el Teniente Johnson (D.B. Sweeney). La lucha de Ray por contactar con el mundo exterior y recuperar su libertad parece imposible, pero deberá aprender a bordear esta nueva estructura de poderes si quiere sobrevivir y retomar el control de su vida. 

Ese era el resumen de aquella opera prima que le iba como anillo al dedo a mi arriesgada y alocada madre. Quería que hiciese de Mousey, ella estaba tan orgullosa y había luchado tanto por conseguirlo…

- Sí y estaría encantada de participar mamá. Lo tengo decidido ¿Cuándo tienes pensado comenzar? – pregunté entusiasmada.

- La preproducción en Mayo-Junio y rodar en verano, probablemente a finales.

- ¡Genial, mientras Rob esté en Toronto podremos dedicarnos de lleno! – dije emocionada. Así tendría la cabeza ocupada -. Pero tendrás que dejarme algún fin de semana libre para ir a visitarle.

- Por supuesto, cariño. Ya sabes que Rob, también es mi chico favorito – rió.

- Por cierto, me ha dicho que cómo no has contado con él para hacer de transexual. Está dolido – reí.

- Es demasiado… viril cariño, aunque creo que él no se da ni cuenta. Con esa barba y… en fin.

- ¡Mamá! Estaba bromeando – chillé haciéndome la escandalizada pero sin poder contenerme la risa.

- Lo sé, se te ha pegado eso de Rob.

Las dos nos echamos a reír.

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Ruth me llamó días después desde L. A. Al parecer los de la Universal seguían insistiendo para que aceptase participar en ´´ Blancanieves y el cazador´´. 

- Ya tienen al director – dijo Ruth -. Solo faltas tú.

- No sé Ruth… No me convence.

- Es un desconocido que quiere hacerse un hueco en Hollywood. Inglés. No recuerdo su nombre. Quiere hablar contigo para convencerte. Ha insistido en que si no estás tú en la película él no participa.

- ¿Y eso? – pregunté extrañada.

- Dice que te vio en ’’ Into the Wild’’.

Sonreí. Ese comentario fueron 10 puntos para engordar mi inestable ego.

- Ruth… - resoplé cediendo.

- Acepta, no soy tu manager, solo soy tu publicista pero los dos hemos hablado y pensamos lo mismo – suspiró cansada -. Kristen, eso te permitirá escoger papeles verdaderamente interesantes durante un par de años. Solo con ´´indie´´ no podrás mantenerte y la fama de Crepúsculo no durará siempre. Te sorprendería lo pronto que se olvidan en Hollywood los taquillazos.

- Lo sé –asentí bufando.

- No te preocupes. Podrás tomar clases de equitación primero, a tu ritmo. Ya sé que eso te preocupa – dijo Ruth intentando tranquilizarme.

- Rob me ha dicho que es sencillo montar a caballo pero…

- Kristen, no seas niña. ¿Quieres que te tomen en serio? Las oportunidades solo se presentan una vez y la Universal no va a volver a llamar. Se están poniendo nerviosos y ya está detrás de otras actrices, te dejarán atrás – me espetó Ruth.

En ese momento creo que mi ego, mis ansias de triunfar en otro papel diferente, de superarme a mi misma, ansias por nuevos retos, el reconocimiento como actriz, todo eso pudo más.

- ¿Cuándo comenzaría el rodaje? – pregunté.

- En verano, a finales – respondió Ruth.

Resoplé. Estaba claro. Tenía un claro conflicto de intereses.

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- ¡Qué mierda Rob! Quería de verdad colaborar con mi madre pero las fechas coinciden. Se va a enfadar.

- No lo creo, es tu madre.

Suspiré y negué con la cabeza.

- No quiero fallarla.

Rob me miró fijamente y me habló con voz suave, tranquilizadora.

- Es tu decisión y ella estará de acuerdo sea la que sea, ya lo verás. Eso no significa que la estés fallando.

- ¡Oh joder! Es tan… frustrante – bufé - ¿Quién me dice que estoy eligiendo bien? ¿Qué esto es lo mejor, lo correcto?

- De eso se trata a partir de ahora, de tomar decisiones. Ojala yo tuviese tantas ofertas como tú y me quedase sin meses para poder rodar – sonrió -. ¿Cuántas has tenido que rechazar ya?

- Unas cuantas pero eran mierdas. Aunque lo que he escogido… no sé, me agobia pensar en… - suspiré nerviosa -. Decidimos pero nadie nos asegura que serán las decisiones correctas, ¿verdad, Rob?

- No, tendrás que arriesgarte, amor.

- Lo sé pero…

- ¿Pero qué?

- Nada, me asustan los caballos ¿recuerdas? – sonreí débilmente.

Tenía la sensación de que mientras Rob se sentía más seguro, más maduro cada vez, aunque ni el mismo se diese cuenta o lo reconociese, yo cada vez me volvía más insegura y me veía más perdida. 

Rob sonrió y me atrajo hacia el besando mi frente con ternura. El rodaje en el Reino Unido iba a ser largo, por lo menos de tres meses. Aun recordaba la sensación de soledad de mis últimos y angustiosos sueños. Me apreté con fuerza contra su pecho y cerré los ojos intentando disipar esos absurdos temores. No le dije que en realidad lo que últimamente me asustaba era pasar demasiado tiempo sola, sin él.

...CONTINUARA...