FanFIC no.122 'Adiós a Ventnor. Rob'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

LUNES:  FanFic Robsten de Irina
                  MARTES:  Fic 'El fin del Mundo' de Xim
MIÉRCOLES:  FanFic Robsten de Irina 
JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim
             VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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FanFIC no.122

"ADIOS A VENTNOR. ROB"
Imágenes: Elena

Podemos ser héroes

Solo por un día

Podemos ser héroes

La música siguió resonando en mi cabeza como un eco lejano, hasta que me dormí abrazado a su cuerpo pequeño y cálido.

- Sí, somos héroes nena lo somos – le susurré al oído antes de que el sueño la venciese.

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¿Héroes?, sí. Era toda una heroicidad la nuestra, el estar enamorados en ese mundo en el que lo mínimo que decían de nosotros es que estábamos juntos por contrato. Pero eso sí que me daba igual, y a Kristen. La gente que pensaba eso de nosotros era porque no nos conocía en absoluto, no les importábamos y francamente, ellos tampoco nos importaban lo más mínimo.

Nos despertó la puerta de la calle y las voces de todos, que entraron armando un gran escándalo.

- Ya están aquí – murmuré mientras Kristen se apretaba contra mi cuerpo gruñendo muy bajito.

- ¿Qué hora es? – preguntó removiéndose en la cama.

- Aun es de noche, duerme – susurré besándola en la cabeza.

Suspiró y se revolvió enredándose en el edredón, tirando de él y destapándome. 

- Uf, no puedo – rezongó minutos después.

De pronto se levantó y pude notar el frío de la noche. 

- ¿A dónde vas?

- Al baño, me meo – susurró.

Me hizo sonreír. Los demás parecían estar en el salón, sin querer dormir, charlando. Kristen salió del baño y regresó rápidamente a la cama. Noté su cuerpo cálido y suave junto a mí, en la oscuridad y la apreté contra mi cuerpo.

- ¡Qué frío¡ - tiritó tumbándose de espaldas a mí.

- Ven aquí, déjame darte calor – susurré apretujándola contra mí más fuerte, acariciando sus muslos.

- ¡No, quieto! – rió -. Nos van a oír, Rob.

- No, nos oyen – le susurré al oído.

- Sí lo hacen.

- Bueno, puede que a ti sí.

- ¿Qué? – exclamó en un susurro.

- Eres muy ruidosa amor – dije haciendo una segunda intentona -. Y me encanta que lo seas.

Me apreté contra su trasero notando cómo me excitaba instantáneamente el contacto con su cuerpo.

- No, Rob – murmuró pero no se retiró.

- Solo voy a darte calor – susurré en su oído sonriendo.

Gruñó un poco quejándose levemente y volví a apretarme con más vehemencia.

- Mentiroso – sonó como un suspiro, casi un jadeo.

- Es cierto, soy un mentiroso - reí bajo, mordisqueando su cuello y el lóbulo de su oreja haciéndola gemir.

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Su trasero se apretó contra mi endurecido miembro frotándose contra él lentamente, arrancándome un suspiro de placer. Me apreté más fuerte aun, adentrándome entre sus piernas. Las abrió emitiendo un gruñido de gusto y mi miembro resbaló entre sus pliegues alcanzando su entrada con facilidad.

La cama crujió un poco cuando la penetré del todo. 

- ¡Uhmmmm, nena! ¡Qué bien! – exclamé.

Mordisqueé su hombro suavemente para acallar mis gemidos.

- ¡Ah, sí! ¡Qué gusto! – jadeó Kristen en voz baja.

Me aferré a sus pechos con ambas manos mientras la embestía siguiendo el ritmo de sus movimientos. Ella se movía lasciva, suspirando, buscando mis penetraciones. 


Acaricié sus pezones que ya endurecidos eran apretados entre mis dedos. Con cada suave pellizco arrancaba un leve quejido de su boca y breves crujidos de la cama. 

A medida que incrementábamos el ritmo la cama crujía más y más. Nos entró la risa a los dos y frené mis embestidas.

- Estamos haciendo mucho ruido – susurró Kristen

- ¡Maldita cama! – gruñí besando su cuello.

- Ayer no crujía tanto, ¿no?

Golpeé la cama con mi puño maldiciendo de nuevo y el colchón rechinó más fuerte en la oscuridad de la habitación. Y al escucharlo los dos explotamos en ruidosas carcajadas antes de continuar con nuestros intensos y placenteros juegos nocturnos.

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Al día siguiente decidimos ir a comer al SpyGlass y cuando ya estábamos todos a la mesa nos dimos cuenta de que un tipo nos estaba sacando fotos desde la calle. Por el tipo de cámara que llevaba y las pintas estaba claro que era un paparazzi, no un curioso. Aquello ya era el colmo. El tipo pretendía sacarse una buena pasta a nuestra costa.

Siempre me he preguntado qué tiene de interesante vernos comer cualquier cosa a Kristen y a mí. O fotografiarnos junto a unos amigos el primer día del año. Salvo atestiguar que comemos como todos los mortales y confirmar una vez más que ambos intentamos, pese a todo, llevar una discreta y común relación. Vamos, que dormimos juntos, compartimos el baño y claro está, hacemos el amor, algo que hacen los seres humanos, no solo los famosos.

Suelo intentar tomarme las cosas de tres maneras: con desprecio, sarcasmo e incluso con humor pero era nuestro último día en Ventnor, terminaban nuestras vacaciones y Kristen, al darse cuenta, comenzó a agobiarse así que no estaba por la labor de ponérselo fácil al paparazzi.

- ¿Nos están fotografiando? – preguntó Kristen contrariada.

- Parece que sí – asintió Tom mirándome con aprensión.

Kristen bufó y se levantó sola alejándose de la entrada del local, seguida por los demás. 

- Ahora vengo – dije levantándome enojado.

Kristen se giró, me agarró del brazo y me frenó un momento mirándome angustiada. Yo la miré y asentí para tranquilizarla

Creo que a veces piensa que cansado de tanto acoso voy asaltar y zurrar a alguno de esos tipejos y no por falta de ganas, aunque no es mi estilo. Pero entiendo que crea que puedo llegar a hacer una tontería, que pierda los nervios y estampe a alguno contra la pared.

Y estoy seguro de que esos buitres estarían encantados de que acabase en todos los medios como el ´´vampirito violento´´. 

Así que con cara de pocos amigos pero tranquilo caminé hacia el paparazzi. El tipo se puso malcarado nada más acercarme pero dejó de apuntarme con su cámara.

- Eh, perdona ¿Te importaría dejarnos comer tranquilos? – le espeté.

- Yo solo hago mi trabajo – dijo el tipo encogiéndose de hombros.

- Esa excusa no me vale – añadí.

El paparazzi hizo un gesto como diciendo ´´es lo que hay´´ y yo automáticamente me di la vuelta dándole la espalda para alejarme murmurando asqueado: ´´Sí, un trabajo de mierda´´.

Y en el fondo el tipo tenía razón, es lo que hay en este negocio. Su modo de vida consiste en fastidiarme a mí la mía pero a él eso le da igual porque con esas fotos paga sus facturas y vive hasta que consiga las próximas, mías o de cualquier otro fulano famoso.

También es verdad que si la gente no buscase y consumiese esas fotos, que en realidad no aportan nada acerca de mi verdadera forma de ser o de mi vida real, más que algo de morbo y diversión para sus vidas anónimas, nadie pagaría por ellas y esos tipos tendrían que buscarse un trabajo más digno. Eso lo tengo muy claro.

El tipo seguía allí, en la calle. Los chicos habían hablado con alguien del SpyGlass que salió y pidió al paparazzi que se fuese o llamaba a la policía. La gente comenzó a arremolinarse en torno al local y entonces el tipo decidió marcharse con su botín.

Al menos en mi país se puede llamar a la policía. En USA es totalmente legal que me saquen fotos en cualquier lugar. Libertad de prensa alegan.

Regresé dentro, a la parte de atrás del local, donde se habían reunido todos para intentar terminar de comer en paz. Me senté junto a Kristen y terminé mi comida de mala gana. Ella me miró con tristeza para continuar comiendo en silencio.

El desagradable encuentro, la tensa situación me dejó mal sabor de boca porque comprendí que tras la publicación de las fotos, el año siguiente vendrían periodistas de todas partes del mundo para perseguirnos por todo Ventnor. 

Mi tío me comentó nada más concluir la comida que varías personas habían estado indagando por el pueblo preguntando por nuestro alojamiento y que ya sabían dónde se encontraba el cottage. Y con infinita tristeza me di cuenta de que ese iba a ser nuestro último fin de año en Ventnor. 

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Esa misma tarde tomamos el Ferry para cruzar de nuevo el Solent de camino a Heathrow con destino a LAX.

El 5 de Enero por la tarde Kristen y yo teníamos que aparecer en la gala de los Peoples Choice Awards junto con Taylor Lautner.

...CONTINUARA...