FanFIC No. 63 'Navidades en Barnes I. Rob'

Somos un Blog ROBsessed, donde solo deseamos seguir contando la versión de Irina en la historia Robsten como lo veníamos haciendo anteriormente. Este FanFic es parte medular de este Blog ROBERT PATTINSON EN ESPAÑOL, razón por la cual  suplicamos RESPETO al comentar los relatos. Si No os sentís preparados para leerlos No lo hagáis, eso no va a ofender a Irina. Pero rogamos evitéis críticas destructivas que si pueden molestar mucho y crear mal ambiente en el Blog.

Asi quedarán organizados los FICs en este blog:

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JUEVES: Fic 'El fin del Mundo' de Xim

VIERNES: Fic '50 Sueños de Verano' de Irina

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FanFIC no. 63

"Navidades en Barnes I. Rob"

por IRINA (Irene Mendoza)

FIC RECREADO EN ESTA OCASIÓN POR IRINA

<<Es genial estar en casa de nuevo>>, pensé nada más poner los pies en suelo británico. 

Llegue pocos días antes del 24 y mi madre se dedicó a cebarme como al pavo de navidad. El 24 por la noche salí a tomar cervezas con mis amigos, como antiguamente y el 25, también como antiguamente, me senté a la mesa con resaca para quedarme dormido a eso de las 3 de la tarde en el sofá, pero feliz de estar de vuelta en Barnes.

Comer pavo asado y patatas asadas, seguido por empanadas de carne picada, los crackers, calcetines en la chimenea y adornos navideños por todas partes, en definitiva, estar en mi casa, dormir en mi cuarto y discutir con mis hermanas era como volver a la infancia, a un mundo de anonimato y sin responsabilidades. Aunque había algo que echaba de menos en ese mundo y que hacía que ya no fuese perfecto, no podía ser perfecto sin Kristen. La echaba de menos y contaba los días para volver a verla.

De todos modos la fiebre Crepúsculo había llegado hasta al mismísimo Barnes e incluso las vecinas más ancianas se asomaban de vez en cuando para verme, cuando me conocían de toda la vida, desde que era niño.

El 26 de diciembre, justo al salir de casa tuve una desagradable sorpresa. Unos cuantos paparazzis habían montado guardia frente a nuestra casa y nada más salir Lizzy y yo en compañía de mi padre comenzaron a fotografiarnos.  

 

Otro día unas 50 chicas habían acampado prácticamente frente a nuestra casa y mi madre casi les saca té caliente a todas por miedo a que se congelaran esperando verme.

Era archiconocido, para mi desgracia y ya no podía ir al supermercado a comprar cervezas sin que la cajera suspirase extasiada mientras me cobraba la compra. Y eso que la conocía desde niño, estaba casada y tenía dos hijos.

Así que tuve que tener mucho cuidado para salir de casa rumbo al aeropuerto de Heathrow a recoger a Kristen. Alquilé, chofer incluido, una furgoneta con los cristales completamente tintados, que nos llevaría a ella y a mí durante esos días juntos. Toda precaución era poca. Quería que por encima de todo Kristen se sintiese a gusto.

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Kristen consiguió evadir a los paparazzis y curiosos y salió de la terminal sin problemas. Yo le esperaba en la camioneta pero al verla aparecer no me pude aguantar y me faltó tiempo para salir a su encuentro y recibirla. Me la quise comer a besos nada más tenerla conmigo pero me sobrepuse. <<Tranquilo, Rob, ya tendrás tiempo>>, me dije a mi mismo para sosegarme.

Casi no podía creer que estuviese delante de mí. La miré a los ojos, la abracé, la besé en la frente, la nariz y por último en la boca. ¡Qué dulce sabía!

-         -  Hola – susurré en su boca tomando su rostro entre mis manos.

Unas leves ojeras violáceas, recuerdo de sus más de 10 horas de viaje para llegar hasta a mí,  surcaban sus hermosos ojos.

-     - Hola – sonrió e hizo lo mismo, acariciando mi rostro entre sus pequeñas manos.

Nos metimos rápidamente en la furgoneta y una vez sentada a mi lado comencé a besarla con ternura y pasión, no podía parar.

-      -   ¿Estás cansada? – susurré rozando sus mejillas.

-      -  Un poco pero no importa, he dormido algo en el avión – sonrió acariciándome el cabello.

-    - ¿Me has echado de menos, preciosa? – sonreí perdido en sus grandes ojos verdes.

-       -  Sabes que sí. No hace falta ni que lo preguntes – rió - ¿Y tú a mi?

-  - Mucho, muchísimo – dije estrechándola con fuerza contra mi pecho y volviéndola a besar intensamente.

- Yo también a ti – dijo saboreando mi boca haciéndome respirar con fuerza – Bueno, ahora dime, ¿A dónde me llevas? Todavía no sé los planes que tienes para el Año Nuevo.

-     -  Primero a mi casa – Kristen abrió la boca sorprendida pero no dijo nada -. Lo siento pero mi madre me ha hecho prometer que te llevaría a comer y a tomar el té con nosotros. Te ha guardado pudding.

Nos echamos a reír a carcajadas y nos besamos una vez más. 

-        -  Es una encerrona en toda regla, barbas.

-       - Oh, sí – dije rascándome la barba -. Creo que debería afeitarme ya.

-   - Pinchas mucho pero… me encanta que lo hagas – susurró en mis labios rozando mi poblada barba con su nariz.

-    -  No quiero dejarte marcas, así que me afeitaré – dije acariciando su cuello -. Tienes la piel tan fina, amor…

Suspiró y me besó con ansia, acariciando mi pecho y me perdí en su dulce boca. Por suerte paró de enroscar su lengua con la mía justo a tiempo porque no hubiese podido contenerme mucho más y ya había comenzado a meter mis manos bajo su ropa.

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- Tradicionalmente el “Yorkshire pudding” se servía de primer plato. Todavía se sirve como entrante en el condado de Yorkshire. Hoy en día es una de la guarniciones de los platos de carne de las comidas dominicales británicas y como tiene forma de base de tarta se puede rellenar con verduras o carne. En cambio, el pudding de Navidad es un postre. Rob no te lo explicó bien – le  dijo mi madre a Kristen.

-  - Está todo muy bueno, Clare. Me tienes que dar la receta. Rob ya me había hablado mucho de tu pudding – dijo Kristen dándome una patadita bajo la mesa por reírme.

-  - A él no te creas que le gusta mucho pero son tradiciones familiares que yo me empeño en conservar – dijo mi madre mirándome con desaprobación y continuó -. El puddíng de Navidad flameado con brandi, debe contener monedas o alguna chuchería para los niños. El puddíng se prepara semanas antes y debe ser removido, según la tradición, por cada miembro de la familia y se debe pedir un deseo al mismo tiempo. Más tarde en el día de Navidad el pastel debe ser servido cocido con frutas, con mazapán y con azúcar glaseada.

 Yo no pude evitar poner los ojos en blanco pero me abstuve de comentarios. Hasta probé un trocito con el té.

 

Tras la comida salimos a dar un paseo por Barnes. Caminamos de la mano por el parque, llegamos hasta el río, vimos mi antiguo colegio de secundaria, el Harrodian, nos acercamos hasta la compañía de teatro Barnes, donde comencé, al cine donde había visto cientos de películas y a los pubs de al lado de casa. 





Kristen y yo no fuimos molestados, solo algunos saludos afectuosos y un poco de cotilleo después, pero todo el tiempo tuvimos la sensación de que todas las vecinas nos espiaban tras los visillos.

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-      -  En Barnes hay un lugar muy popular y seguro que no sabes porque – dije mientras nos acercábamos a los Olimpic Studios.

-         -  Eh… ¿algún bar dónde te tomaste tu primera pinta?

-      - Ese también – reí dándole una palmadita en la espalda -. ¿Te suenan los Olimpic Studios?

-          - Sí, son unos estudios de grabación muy famosos, ¿no?

-     - Están en Church Road. En los 60 grabaron muchos de los grandes. Los Beatles grabaron allí las pistas originales de “All you need is love”.

-          - ¡Oh, sí!, ¿es aquí? – dijo asombrada.

-   - Aha – asentí encantado de haberla sorprendido, tarareando -. También grabaron Los Rolling, Pink Floyd, Led Zeppelin, Bowie y hasta Queen.

-      - ¿Sabes que ahora también tú sales entre los vecinos ilustres de Barnes?

-     - ¿En serio? – reí negando con la cabeza -. Pues me parece la cosa más bizarra que he oído en mi vida.

-     - Es verdad, Rob. Sales en la página web de Barnes – rió -. La he visto.

Nos estuvimos riendo durante un buen rato y regresamos para el té. Al entrar por la puerta mis hermanas se empeñaron en sacarnos unas fotos. Después, por culpa de una amiga de ellas una de esas fotos circuló a lo largo y ancho del planeta.
 
Aunque lo peor fue cuando Kristen se interesó por el álbum familiar de los Pattinson. Mis hermanas, raudas y veloces se ofrecieron a enseñárselo.

-           - Aquí estás tan mono de pequeño… – bromeo Kristen observando las fotos de mi infancia.

Mis hermanas se partían de la risa.

-          - Rob era un bebé monísimo – dijo Lizzy.

-         -  Sí, pero no paraba quieto – añadió Victoria.

   - Comenzó a andar enseguida y tuvimos que ponerle unas correas porque se daba unos porrazos terribles ¿verdad Clare? – comentó mi padre.

      -    Oh, sí. El pobre llevaba siempre algún chichón en la cabeza – dijo mi madre.

Pero todavía estaba por llegar lo peor, las fotos de mi adolescencia. Estas últimas eran las más vergonzosas.


 










- ¡Oh, joder, vaya pintas de pringado! ¡Guardad eso! – dije cerrando el álbum de las narices.

     - ¡Eh, no  lo cierres, déjame ver! – rió Kristen.

-  - Puse los ojos en blanco, me levanté y me fui de allí todo digno.
   - No te enfades hermanito! – gritaron mis hermanas a dúo.

Me fui a la cocina y desde allí esperé pacientemente a que acabaran las risas que las tres se estaban echando a mi costa, sin poder evitar una sonrisa.