jueves, 11 de octubre de 2012

Cronenberg dice de Cosmopolis: "....Me gusta que un film sea tan complejo como la existencia"

"Esta película es como la vida: uno no puede entender su sentido de entrada. Me gusta que un film sea tan complejo como la existencia.” David Cronenberg, director
Cosmopolis

Don DeLillo, escritor visionario
La actual crisis financiera y movimientos de protesta que recuerdan a Occupy Wall Street o We Are the 99 Percent constituyen el telón de fondo de esta adaptación que reproduce exactamente los torrenciales diálogos de la homónima novela de Don DeLillo publicada por Seix Barral. Sólo que el escritor norteamericano publicó Cosmopolis en 2003, cuando los nubarrones todavía no se divisaban en el horizonte. DeLillo fue realmente clarividente, explica David Cronenberg. Se adelantó a todo, y en detalle. Paul Giamatti, por ejemplo, me envió un SMS alucinado que decía: No me lo puedo creer, acabo de ver a Rupert Murdoch recibir un pastel en toda la cara. Justo acabábamos de rodar una escena en la que a Eric Packer le pasaba lo mismo. 


Una película abstracta
La idea del film no vino de Cronenberg, sino del portugués Paulo Branco, productor de Manoel de Oliveira o Raoul Ruiz entre otras luminarias del cine de autor europeo, y encontró en el director canadiense al receptor ideal. Ideal, por el reto que supone dirigir un film fundamentalmente hablado en la jerga impenetrable de las finanzas, que se desarrolla principalmente en un espacio muy limitado (la limusina) y que contiene mucha menos acción de la que parece prometer su deslumbrante tráiler. Cronenberg, que se jacta de haber escrito el guión en seis días, ya se había enfrentado anteriormente a novelas aparentemente inadaptables: ahí quedan los tortuosos paisajes mentales de El Almuerzo Desnudo (1991) o Spider (2002), y Cosmopolis vuelve a ser, de nuevo, una película abstracta, tal y como lo anuncian los créditos inciales y finales, que van de un cuadro de Jackson Pollock a uno de Mark Rothko, dos titanes del expresionismo abstracto. 


El criptograma financiero
Cosmopolis es una película que necesita de varios visionados, ya que su jerga financiera dificulta la comprensión. Pero he ahí el quid de la cuestión: Robert Pattinson confiesa abiertamente que se le escapa gran parte del sentido del film, y aduce humildemente que no es más que un actor. Un actor o un tipo normal que, como la mayoría, entiende más bien poco del lenguaje codificado con el que tratan de explicarnos a diario la actual crisis financiera. Para Cronenberg, la realidad humana permanece enterrada bajo la tecnología del lenguaje, y el lenguaje financiero es particularmente oscuro, inaccesible, aunque creo que los que están familiarizados con la jerga de Wall Street entenderán el film a la primera. Cualquier otra persona puede volver a verla, y lo entenderá mejor todo. Esta película es como la vida, uno no puede entender el sentido de la vida de entrada. Me gusta que una película sea tan compleja como la existencia. Es más realista. No me gustan las películas digeribles que se consumen demasiado facilmente. 


El crepúsculo de una era(y de una estrella adolescente)
Interrogado sobre si Cosmopolis cierra las puertas a la esperanza, Cronenberg dice que no, ya que la película habla del fin del capitalismo, y eso es más optimista que nihilista. Por otro lado, coincidiendo con el final de la La Saga Crepúsculo –el último capítulo llega a las salas el 16 de noviembre– (y ya de paso también con la ruptura Pattinson /Stewart), Cosmopolis puede ser el canto del cisne de la estrella teen que fue Robert Pattinson, el primer papel realmente maduro de su carrera. 
La elección de Pattinson para el papel de absoluto protagonista, aunque rodeado de una rutilante galería de secundarios (Juliette Binoche, Mathieu Amalric, Samantha Morton, Paul Giamatti...), ha podido sorprender a más de uno, aunque ya se compara su físico con el de Viggo Mortensen, protagonista de los tres anteriores films de Cronenberg. El propio realizador aprueba: El parecido físico entre mis actores viene de una elección inconsciente. Y de todos modos, Rob es un gran fan del cine de autor. Considera que la popularidad adquirida gracias a La Saga Crepúsculo es un accidente. Igual que Viggo Mortensen con El Señor de los Anillos. Hay que tener en cuenta que cuando se la ofrecieron no era más que la primera parte de la saga, una película indie de Catherine Hardwicke. ¿Y las fans? ¿No se les pondrán los pelos de punta? A pesar de haber firmado un film que es todo un desafío, un apasionante jeroglífico, Cronenberg no lo ve tan claro: En la mayoría de webs, las fans han incorporado un apartado dedicado aCosmopolis, y muchas ya se han leído el libro. Ya veremos, a lo mejor acaban encantadas y mi público queda gratamente sorprendido.


Agradecemos la nota a Krizia

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